jueves, 31 de enero de 2013

XXI PREMIO REINA SOFÍA DE POESÍA IBEROAMERICANA


Mística del poeta revolucionario
Ernesto Cardenal es quien encarna mejor las dos naturalezas de san Juan de la Cruz: la de poeta y la de religioso


Si se mira bien, no hay otro poeta, de entre todos los clásicos castellanos, que haya influido tanto en la literatura contemporánea como san Juan de la Cruz. Pero aún se necesitan más estudios sobre la huella del autor de Noche oscura en obras tan importantes como las de T. S. EliotPaul Valéry, Juan Ramón Jiménez, José Ángel A. Valente o Juan Goytisolo, entre otros. Quizá, Ernesto Cardenal es quien encarna mejor las dos naturalezas de san Juan de la Cruz: la de poeta, y la de religioso y místico. Pero también la del enamorado, la del sensual, y la del perseguido político-religioso. La vertiente mística de Cardenal, mucho menos investigada que la de su compromiso religioso y revolucionario, resulta tan excitante e intensa como las imágenes de un encuentro erótico con Dios.
Después de haber recorrido a pie muchas leguas entre Castilla y Andalucía, cimentando la reforma carmelita, san Juan de la Cruz solicitó permiso para emprender el que con toda probabilidad sería su último viaje: fundar el primer convento descalzo en México. Las inquinas de algunos de sus hermanos y la enfermedad le impidieron realizar ese viaje. Agonizando ya en una celda de Úbeda, interrumpió los rezos por su alma y pidió que le leyesen, a cambio, elCantar de los cantares, a pesar de los problemas que el epitalamio bíblico había causado a quienes osaron traducirlo al castellano del siglo XVI. Pero san Juan de la Cruz era un poeta que reivindicaba su relación erótica con Dios, así que no imagino palabras más apropiadas que estas de los primeros versos del Cantar para antes de morir: “Que me bese con los besos de su boca”.
Aunque el carmelita descalzo no llegó a pisar nunca tierra americana, hoy contamos con la obra de este discípulo aventajado, compatriota de Darío, su “paisano inevitable”, como lo definió Coronel Urtecho. La concesión del premio Reina Sofía de poesía iberoamericana a Ernesto Cardenal coincide este año con la publicación de un estudio esencial de Luce López-Baralt sobre la dimensión mística de la obra del poeta nicaragüense. La especialista en literatura mística ha sido clave para Cardenal, no solo como interlocutora, al estilo de las religiosas y seglares con las que san Juan de la Cruz dialogaba y a las que dedicaba sus versos más encendidos, sino porque López-Baralt le descubrió la enorme influencia de la mística sufí y de las lenguas semíticas en la obra del carmelita, siguiendo los primeros apuntes de Asín Palacios.
López-Baralt se adentra en las consecuencias de lo que le sucedió a Cardenal aquel 2 de junio de 1956. Por decirlo de un modo que quizá resulte demasiado simplista y burdo (siempre fracasaremos al tratar de decir lo indecible): después de aquel día, Cardenal pasa de hacer el amor con las mujeres a hacerlo con Dios. “Yo tuve una cosa con Él, y no es un concepto”,reclama. “Si oyeran lo que digo a veces / se escandalizarían. Que qué blasfemias / Pero vos entendés mis razones. / Y además bromeo. / Y son cosas que los que se aman se dicen en la cama”.
A partir de entonces, el corpus de su obra mística, aunque tiene presencia en casi todos sus escritos, se empieza a gestar en Gethsemani, Ky., y enSalmos, pero se concentra principalmente en Vida en el amor (libro de fragmentos de tipo ensayístico tras su paso por el monasterio trapense de Merton); se eleva más tarde en su monumental Cántico cósmico (en particular en sus últimas cántigas); y es esencialmente en Telescopio de la noche oscura (que iba a ser parte del Cántico, pero se publicó independientemente) donde Cardenal describe en versos sensuales su encuentro radical con Dios, que empezó aquel 2 de junio. En Versos del pluriverso y en El origen de las especies se prolonga su canto místico y su diálogo permanente con los descubrimientos científicos. El interés por la ciencia (que también le vincula a los místicos) para él supone una magia añadida al misterio del Dios del bosón y de los astros. Y también al Dios de las células o el sexo: “Poeta, Dios está en el coño de las mujeres. / Está en todas partes dice el catecismo. / Pero no está lo mismo en todas partes”.
Se ha leído y atendido más al Cardenal del Exteriorismo, al de las influencias de Pound, Salinas o Neruda; al revolucionario de Solentiname, al de la bronca legendaria de Juan Pablo II en el aeropuerto de Managua cuando lo tuvo delante (el único ministro sandinista arrodillado), o incluso al de los epigramas a sus antiguas amadas, el del “Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido”.Pero me temo que será su obra mística la que pasará el filtro del olvido. Ya es el principal exponente de la literatura mística de Latinoamérica, y eso lo dota de las virtudes duraderas de los clásicos. San Juan de la Cruz, tras un largo viaje de siglos, pisa tierra. 
Francisco Javier Sancho Más es periodista, escritor y filólogo. Autor del libro de relatos Si estuvieras aquí (Icaria). Actualmente investiga la influencia de san Juan de la Cruz en autores de nuestro tiempo.

los formalistas rusos



los formalistas rusos

El formalismo ruso es un movimiento de crítica literaria vinculado a las Vanguardias. Los formalistas rusos, que surgen entre 1915-1930, buscaron crear una "ciencia" de la litertura y aplicaron la lingüística al estudio literario con este fin. Según los formalistas, quienes eran de tendencia marxista, una obra literaria es un único objetivo en sí y no debe ser subordinada a otras disciplinas, como la psicología, la sociología o la historia. Sus exponentes principales fueron:
·                      Viktor Shklovsky
·                      Yuri Tynianov
·                      Vladimir Propp
·                      Boris Eichenbaum
·                      Roman Jakobson
·                      Grigory Vinokur

La literatura según los formalistas rusos

Todorov Szvetlan

Aunque los formalistas eran marxistas, no daban importancia al contenido o al mensaje de la obra porque no lo consideraban la labor del crítico literario. En cambio, los formalistas rusos hicieron hincapié en la forma. De hecho, llegaron a la conclusión que la lengua poética y la lengua cotidiana eran dos lenguas diferentes, una idea que aborda Shklovsky en el ensayo "Arte como artificio". Shklovsky también dice que el arte distancia objetos de la automatización. Es decir que el lenguaje cotidiano es automatizado y la literatura debe ser una desviación del lenguaje ordinario. Shklovsky consideraba un lenguaje oscuro y difícil arte.
Asimismo, Roman Jakobson define a literatura como "una violencia organizada contra el habla cotidiana". El lenguaje es hecho extraño de diferentes maneras y el mundo cotidiano es hecho no familiar. Según los formalistas rusos, la literatura es una organización particular del lenguaje con sus propias leyes, estructura y mecanismos. Por lo tanto, la obra literaria es la manifestación de un sistema teórico.

Gabriel Impaglione






Tal vez un invierno con tantas espadas
venga por nosotros y los nuestros
Sigiloso y lento nos circunde
con sus filos de niebla y desamparo
Baje una noche demasiado larga
a estremecer los cuerpos fatigados
a infiltrarse por los intersticios del desvelo
Resistiremos mi amor con nuestras manos
trenzadas como un solo dios en armas
con las palabras como tigres como flores
como versos de amor resistiremos
a cielo abierto el corazón alzado
en una llama pura como el canto
en un puño de piedra desatada
como si la tierra saltase enfurecida
flecha de sol urgente aguda madre
cerrando el paso a las infamias
Resistiremos hasta no ver el alba
levantar su revuelo de pájaros
las amapolas de sus banderas
florecidas en las cimas del abrazo
La libertad con su pan distribuido
nombrando los oficios del día victorioso.

Gabriel Impaglione, en cuadernos, 2013

Guillermo Herzel.





Tres...
cuatro...
cinco platos en la mesa
Cinco cubiertos y cinco ganas
de repetir los rituales
de la infancia.


Andamos entre Navidad
y cambiar de año
y somos cinco a la mesa...


....como antes,

cuando éramos cinco todos los días
y no lo notábamos.

Guillermo Herzel.

Vinicius de Moraes



Mujer al sol


Una mujer al sol es todo mi deseo,
viene del mar, desnuda, con los brazos en cruz
y la flor de los labios abierta para el beso
y en la piel refulgente el polen de la luz.

Una hermosa mujer, los senos en reposo
y caliente de sol, nada más se precisa.
El vientre terso, el pelo húmedo y una sonrisa
en la flor de los labios, abierta para el gozo.

Una mujer al sol sobre quien yo me arroje
y a quien beba y me muerda y con quien me lamente,
y que al someterse se enfurezca y solloce,

e intente rechazarme, y que al sentirme ausente
me busque nuevamente y se quede a dormir
cuando yo, apaciguado, me disponga a partir.

Cristina Villanueva


Ellas se indignan

Antígonas incesantes
marean la Plaza
con el desasosiego de la ausencia.
Recortan figuras en la memoria de luz
que tiene el aire.
Ponen la indignación al alcance de todos,
como un regalo,
para que no le sirvamos de felpudos
al espanto.
                  
Cristina Villanueva

Lina Zeron



 
Entre jadeos te nombro. Tu respiración se vuelve letras, anoche fuiste todas las vocales; hoy te uniste a las consonantes y delineaste mi rostro con tus labios. 

Compraré un ábaco con el mercader de sueños para descifrar tus besos, que me obligan cazar mas oxígeno o nuestros dedos cuando se vuelven nudo mientras tu cuerpo se rinde sobre mi anhelo.

Amo el galope de tus caderas que desprenden olor a gardenias, tu piel sabor a fantasías. Todo tú eres una fábrica de manjares cuando nuestros abrazos se unen. 

¿Algo más nos hace falta? Ni promesas de nunca y siempre, ni muros con espejos o parques oscuros, y menos rumores que aflijan al agua, tan sólo necesitamos repetir las palabras: Gracias y Te amo, aunque jamás podrán contener todo lo que sentimos, aún así: gracias por amarme hasta en sueños.

Posdata: Yo también te amo. 

Daniel Montoly





VUDÚ Y LLANTO PARA UN TAMBOR.

Desvuélveme, nuevamente, al mar, Tambor,
dame la ira de tu música
para saber que sigo vivo,
aunque por mis venas
sólo noche y rabia fluyan.

Voy a llorar, Tambor…
procura que nadie sepa la razón
de este frío
que ha hecho de mi sueño
un collage de mariposas muertas.

Ven, convierte en mi confidente,
porque fuera de ti
el sol no alcanza a iluminar
mi rostro
y la ternura de las sirenas
son como égidas del cristal
para el hambre de mis oídos.

Pienso volar, Tambor,
aférrate al estruendo de mis alas,
juntos conquistaremos el tiempo
y la impetuosa muerte
nunca, nunca
logrará leer en nuestras huellas
su alfabeto de bocas y ojos rojos.

Pienso soñar, Tambor,
nunca olvides ser la esencia de mi sueño.

Daniel Montoly©