viernes, 4 de noviembre de 2011

GRISELDA GARCÍA





Griselda García nació en Buenos Aires en 1979. Publicó en poesía, Alucinaciones en la Alfalfa (2000), El Arte de Caer (Alicia Gallegos Editora, 2001) y La Ruta de las Arañas (Ediciones del Dock, 2005).


Liniers-Bolivia


los micros salen a toda hora,
el puente se enguirnalda en galas plateadas, 
el ventanal es pantalla cóncava y desfile 
de peces vueltos del revés en un acuario seco
pasando bajo los toldos de La Farola, 
oscuros peces borrachos como esponjas 
porque el sábado Liniers es fiesta boliviana, 
hasta que el hígado aguante y las piernas sostengan, 
caen los párpados del machoesponja que se la quiere llevar, 
vamos, vamos para allá, pero no, 
yo contigo no quiero nada, me has deshonrado; 
los vómitos son estrellas caídas en las veredas, 
orladas por pedazos rojos y el alto tránsito 
de mocasines blancos y tacazos de charol; 
desde el papel pegado en la vidriera una bic azul grita: 
se pide verdulera sexo femenino, exclusivamente boliviana, 
la salteña de pollo sale a toda hora, 
así son las norteñas, 
doraditas por fuera, jugositas por dentro, Samuel dice
y ríe y muestra el oro en los dientes, 
porque sabe que a los seis días de trabajo los borra la chicha, 
que el Gran Cochabamba tiene siempre chicas distintas, 
se cansan de que les peguen, dice 
y muestra los dientes de oro aunque no ría; 
el esponja queda solo agonizando en espasmos, 
ven, ven que quiero hacerte un hijo, Isabel,
murmura y sigue sacudiendo.

zona norte


rendido a las delicias del sexo obrero
pesan las catorce horas de trabajo
liturgias del vino en bares de paso
en trenes romper el hervor
en zonas de tránsito todo es efímero
Liniers Once Retiro
ojos de uva, el vino cose la boca
sube hacia el norte sentado siempre
en el primer asiento
acariciado por un sol de ensueño
casa en que dos hombres duermen
uno de ellos se deja las medias para amar
lirios lilas alivio de la luz
muchachas de grandes pechos 
se mueven pesadas entre peñascos

el sol te hace bello
el placer deja nieve en tu punto más austral
el verano se te adelanta

dragón negro, deshonra de la luz
niño del árbol, niño del árbol
quedate arriba
verte sentado siempre
cerca del piano
tocá con tus dedos húmedos de mí
una canción que no termine nunca.

ººººººººººººººº



2 comentarios:

  1. Bellísimos, Griselda, ambos. Dile al niño del árbol que siga tocando, y que se anime a bajar alguna vez, la canción no ha de terminar mientras haya poetas como vos.
    Amelia arellano

    ResponderEliminar
  2. Que no terminen nunca estos poema que tienen el ritmo y el sabor de la realidad, unida a una original expresión acerca del sentido de fiesta, placer y dureza de vida.
    Excelentes.
    MARITA RAGOZZA

    ResponderEliminar