jueves, 31 de marzo de 2011

ANDRÉS BOHOSLAVSKY - NARRATIVA




Explotaciones y otras bellezas

  
En el fondo del vagón, un tipo de cara afilada y barba en el mentón,
como un viejo bolche, recitaba estas palabras para un público que no le prestaba mucha atención pero era su actuación cotidiana que alcanzé a escuchar al quitarme los auriculares para cambiar las pilas:

“ Los dueños de las fábricas buscaban la manera de bajar sus costos
y aumentar las ganancias, y encontraron en las ideas del ingeniero estadounidense Frederick Taylor una ayuda invalorable.
El método de Taylor consistía en calcular el tiempo promedio para producir
un determinado producto o una parte de él y obligar al obrero a acelerar el ritmo de trabajo asimilándolo a una máquina. 
Esto se lograba a través de tres métodos fundamentales:
a) aislando a cada trabajador del resto de sus compañeros bajo el estricto control del personal directivo de la empresa, que le indicaba qué tenía que hacer y en cuanto tiempo
b) haciendo que cada trabajador produjera una parte del producto, perdiendo la idea de totalidad y automatizando su trabajo
c) pagando distintos salarios a cada obrero de acuerdo con la cantidad de piezas producidas o con su rendimiento laboral.  Esto fomentaba la competencia entre los propios compañeros y aceleraba, aun más, los ritmos de producción.
La máquina establecía la intensidad del trabajo y, a su vez, cada obrero requería saber menos, pues para realizar una tarea mecánica y rutinaria (ajustar un tornillo, por ejemplo), lo único que necesitaba saber era obedecer.
De esa forma, el empresario ya no dependía ni de la buena voluntad del trabajador para realizar su tarea eficazmente (la máquina le marcaba el ritmo) ni de sus conocimientos.
El obrero era, según Taylor, un buen "gorila amaestrado" que hacía
lo que otro había pensado y, al mismo tiempo siguiendo el esquema de Adam Smith, producía más en menos tiempo, pues reducía el costo y aumentaba la
ganancia...

y así siguió y siguió y siguió hasta llegar el tren a Moscú donde todos bajamos a nuestro trabajo cotidiano Ulises ( así se llamaba ) me alcanzó y me dijo que también escribía poesía pero prefería recitar la historia porque la consideraba mas fácil de entender y le reportaba mas monedas.

Andrés Bohoslavsky



2 comentarios:

  1. Un relato que nos lleva al pasado stalinista, donde se descubre que el "stajanovismo" era el remedo de Taylor expresado en el TIEMPOS MODERNOS" de Chaplin.
    Andrés

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  2. Interesante texto Andrés B !

    Lily Chavez

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